Los vinilos están de moda. Pese a que nuestras notas, agendas, calendarios, fotos y forma de comunicarnos son digitales, por los grandes beneficios de uso y almacenamiento que aporta este medio, la venta de vinilos crece exponencialmente cada año y ya está a punto de superar el récord de ventas anuales en este formato, que data de 1996, cuando no existía música digital.
¿Por qué? ¿Cómo es posible que hoy en día, teniendo a nuestra disposición millones de canciones a un solo click donde, cuando y como queramos escucharlas, el formato analógico crezca cada vez más?
Muchos alegan que los vinilos tienen una calidad superior de sonido a la de los CD o música digital con compresión sin pérdida. Argumento que es totalmente falso. Los vinilos suenan diferente, no mejor.
El vinilo
Desde un punto teórico, no hay razón alguna posible por la que se pueda afirmar que los vinilos suenan mejor.
Hay varios problemas en su formato, ya que están limitados físicamente debido a que deben estar grabados de forma que no haya saltos en la reproducción o cause distorsión. Estos requisitos limitan el rango dinámico de la grabación (diferencia entre la nota más intensa y la menos intensa) y el rango de frecuencias que pueden ser reproducidas.
Los sonidos graves tienen una frecuencia de vibración más baja por lo que haría falta más vinilo para cubrir que si la melodía fuera aguda. Si las notas son muy agudas, la aguja tendrá dificultades para reproducirlas, causando una audible distorsión.
Muchas de las virtudes del vinilo, son en realidad defectos
Por eso, los ingenieros que masterizan vinilos suelen acotar el rango de frecuencias de la grabación, eliminando las frecuencias muy altas y las muy bajas, usando métodos que alteran la música. Este artículo expone muchos de los desafíos que conlleva grabar música en vinilo.
Las altas frecuencias son más comunes de lo que podríamos pensar en primer instancia. Un fenómeno musical muy famoso en la producción musical es la sibilancia, sonido agudo semejante al silbido que produce el aire al pasar por nuestras vías respiratorias al pronunciar consonantes como la "s" o la "z" de forma rápida. Los ingenieros tienen que editar estos sonidos, ya que causarían distorsión en el vinilo, alterando el resultado final.
Además de ser este uno de los inconvenientes más importantes en su producción, hay otros muchos que surgen el la producción de los mismos: desde la aguja, la degradación del vinilo en cada uso, que incluso una mota de polvo afecte al sonido etc.
El CD
Los vinilos son analógicos, por lo que en teoría son la reproducción "exacta" de la onda de audio original. Para convertir a esa onda a digital hay que tomar muestras a cierta frecuencia de la onda y convertirlas a un dato digital.
Hay que tener claro que en el CD, por muchas muestras que tomemos, nunca se podrá almacenar toda la onda del sonido como ocurre en las señales analógicas. Algo que es inherente a la hora de convertir una señal analógica a una digital.
Pero este argumento de "pérdida de información" carece de sentido: por un lado los vinilos no pueden representar con exactitud el sonido tal y como es grabado, por los defectos físicos en la reproducción de ciertas frecuencias y, porque, pese a que los CD no puedan replicar con exactitud la onda, en la práctica es suficiente para que nuestro oído no pueda percibir diferencia alguna.
La frecuencia de muestreo del CD debería ser más que suficiente según el teorema de muestreo de Nyquist Shannon, y es por eso que esa frecuencia no fue seleccionada al azar. Esta frecuencia y la de la casi totalidad de canciones que reproducimos a través de iTunes, Spotify etc. es de 44.1Khz, lo cual significa que las grabaciones en CD toman 44.1000 muestras de la onda de sonido por segundo y que, según el Teorema, serían más que suficientes para capturar las frecuencias de 20Khz (más del doble de muestreo que la frecuencia de la onda).
Hay personas que pueden escuchar ondas de más de 20Khz, aunque son casos aislados y la mayoría de personas no logran apreciar frecuencias por encima de los 16Khz (en oídos jóvenes). Aún teniendo en cuenta esa supuesta pérdida de calidad, hay muchos formatos digitales que son producidos a una frecuencia de muestreo de 96Khz e incluso a 192Khz. Algo curioso cuando la mayoría de micrófonos de estudio no llegan a esa frecuencia, ni mucho menos los altavoces que la reproducen.
¿Por qué se prefiere el sonido del vinilo entonces?
Dejando a un lado los apartados ajenos al sonido, he de tocar dos puntos claves en el mundo de los vinilos:
La calidez de su sonido
Muchísimos aficionados ensalzan el sonido analógico, dulce y agradable del vinilo, incomparable al frío e inerte sonido digital.
Comprendo que a los aficionados del vinilo les guste más como suenan sus artistas favoritos en ese formato. Pero les gustan las incapacidades del vinilo, el recorte de las frecuencias altas y bajas que hacen que el sonido sea más suave y se resalten los medios y graves, dando la sensación de sonido "cálido". Los graves están suavizados y los agudos estridentes bajan su frecuencia.
La "calidez" también viene ligada a los fallos del propio tocadiscos. Como la Universidad de Waterloo Stanley Lipshitz alguna vez explicó a Popular Science, el sonido del altavoz y las fluctuaciones debidos al cambio de altura de la aguja pueden provocar que el registro vibre. La aguja a su vez lo recoge y que se traduce en un sonido “más cálido” que tiende a resultar más agradable.
Mayor cuidado de las masterizaciones
Hace muchos años tener un buen equipo de música era lo más. Muchos audiófilos de todo el mundo invertían mucho dinero en sus tocadiscos, etapas y altavoces para que el sonido fuese de la mayor calidad posible. Por eso antes las grabaciones y masterizaciones estaban muy cuidadas: la calidad de sonido era lo primordial.
En la era digital, la música empezó a estar comprimida a bajos bitrates (mp3 por ejemplo), ya que era más conveniente poder almacenar grandes cantidades de música o poder descargar una canción más rápido a una mayor calidad de música que no iba a ser apreciada por la gran mayoría ya que suele reproducirse en equipos de baja gama e incluso por los altavoces del ordenador o de los teléfonos móviles en los que la baja calidad de los mismos resultaba "incompatible" con formatos más fieles.
La calidad de la grabación de los nuevos trabajos musicales es cada vez menos cuidada. Y es por eso que muchos devotos del vinilo aprecian y añoran el cuidado puesto en esas obras de artes que contenían los vinilos. Esto no quiere decir que no haya CDs magistralmente grabados y masterizados, pero cada vez son menos los artistas que cuidan la calidad de sus trabajos.
El ritual de escuchar música
Hay una clara diferencia entre escuchar una lista de reproducción en Spotify e ir a nuestra balda, sacar el vinilo que queremos escuchar, desenfundarlo, ponerlo en el tocadiscos y apreciar la música, sin hacer nada más.
Uno de los grandes problemas de la era digital y del alto ritmo de nuestras vidas es la poca atención que ponemos a los detalles y al esfuerzo que conlleva disfrutar de los pequeños placeres de la vida. La predisposición a escuchar los detalles y envolvernos con la música es mucho mayor en este caso que dando un simple click y dejar la música sonar. Es por ello que entiendo a los devotos de este formato.
¿Está mal preferir el sonido del vinilo?
Por supuesto que no. Es más, casi todos los auriculares Hi-Fi de consumo realzan siempre un tipo de frecuencias. Los auriculares con una respuesta en frecuencia totalmente plana se suelen usar en estudios, donde es primordial escuchar lo que quieres grabar tal y como sonará.
El CD es más fiel al poder albergar frecuencias que los vinilos no pueden, o al carecer de los defectos y deterioro que sufren estos con el tiempo. Pero es normal que a muchísimas personas les guste el sonido que dan los vinilos en contraposición a la mayor fidelidad del CD.
La gran diferencia es que el vinilo no es mejor, suena diferente y para muchos oídos es más agradable.
¿Moda hipster?
Como ya hemos estipulado, la calidad de sonido no puede ser la clave del auge de los vinilos cuando la gran mayoría de usuarios no invierte dinero en mejorar la calidad de su equipo musical, ni está preocupada por el bitrate de sus ficheros digitales como así demuestra el auge de las plataformas streaming frente al CD, donde la mayoría de canciones son ficheros mp3 a 128Kbps.
La mayoría de compradores de vinilos suelen ser jóvenes de entre 25 y 40 años, los cuales en su mayoría ni han conocido o disfrutado los vinilos en la era pre-digital. ¿Por qué los compran descartados los motivos puramente musicales?
Los vinilos poseen un valor añadido estético y cultural más allá de la música
Lo retro está de moda, y muchas personas aman el diseño de las portadas de los LP de sus artistas favoritos, así como coleccionarlos y mostrarlos. Los LP son considerados auténticas obras de arte y es comprensible y lícito que quieran las obras de sus artistas favoritos en este formato.
Muchos vinilos no son tan siquiera reproducidos jamás, y son parte de la decoración de muchos locales y casas de los aficionados a la música, como si fueran pequeños retratos de épocas musicales pasadas.
Pero no solo los grupos musicales de hace décadas disfrutan el incremento de ventas de este formato. Artistas como Daft Punk están lanzando sus trabajos en vinilo acompañados de los formatos digitales. Hay una demanda creciente y el trabajo que cuesta grabar un vinilo es sinónimo muchas veces de cuidado, trabajo en la producción musical y prestigio.
¿Carecen de sentido los vinilos hoy en día?
¡Por supuesto que no!, son un formato fantástico para escuchar música. Son obras de arte muchas veces y su sonido agrada a muchísimos aficionados, además de ser un respiro de la jungla digital en la que vivimos.
Lo importante no es el formato, es la música. Siempre será más importante el trabajo y calidad de producción en la grabación del álbum que el formato que compremos para disfrutarlo. De nada sirve tener el mejor equipo de sonido, con el formato más fiel si la calidad de grabación es indigna. La buena música es lo primordial, y todas las formas de disfrutarla son lícitas.
Los vinilos vuelven a estar de moda, y es una gran noticia para los músicos y aficionados de la música, pero no, no es por sonido. Es por algo más.
Fuente y texto: hipertextual