Muchos agitamos esta unión de conceptos cuando queremos defender el valor de la música electrónica, pero ¿realmente todos usamos el término cultura correctamente? ¿Sabemos que no tiene porque conllevar una capacidad creativa e imaginativa?
¿Es la música electrónica cultura? Sí, sí es, y debe ser reconocida por haber creado un conjunto de rasgos distintivos que caracterizan una sociedad, un grupo que ya posee unas señas de identidad creadas a lo largo de los últimos años.
¿Es la música electrónica arte? No, no toda. Únicamente un porcentaje de la música electrónica creada hoy en día puede ser considerado arte en su sentido estético y comunicativo. Por mucho que amemos este mundillo, debemos definir que la democratización ocurrida en algunos géneros musicales como la electrónica ha provocado la inmersión de muchos particulares que únicamente repiten patrones, incluso llegando a ganarse la vida con ello. Son solo unos pocos, principalmente con estudios musicales de academia (no únicamente), los que pueden considerarse como creadores de un arte que permanecerá en la memoria colectiva.
El punto a favor de todo este movimiento efervescente es que cada vez más gente quiere entrar a formar parte, y algunos pensamos que el pequeño porcentaje de esas personas brillantes es cada vez mayor. Por lo tanto, todos los amantes y consumidores de música con sentimiento y con capacidad de transmitir algo más que ritmos vemos como cada día aparecen más y mejores ramificaciones que no solo buscan en las nuevas corrientes, si no que retuercen también lo antiguo para exprimir hasta la saciedad, y si no que se lo pregunten a los enfermos por el house clásico, el cual vive una nueva juventud, y a los siempre presentes esquemas del techno de Detroit.
Todo lo que algunos no consideramos arte, por la parte imaginativa y creativa, puede ser calificado como música de baile, que tiene un sentido y un valor, y que todos, absolutamente todos, lo hemos probado si somos habituales consumidores de la noche y del Champín para mayores. A ese movimiento también hay que otorgarle la definición de cultura que se refiere a las costumbres, actividades o comportamientos transmitidas de una generación a otra en grupos de animales –que no hay que olvidar que siempre somos– por imitación consciente de dichos comportamientos. Cultura necesaria, como hemos afirmado previamente, para que exista un negocio y un sustento económico que ayude a mantener este precioso bosque.¿Es la música electrónica cultura? Sí, sí es, y debe ser reconocida por haber creado un conjunto de rasgos distintivos que caracterizan una sociedad, un grupo que ya posee unas señas de identidad creadas a lo largo de los últimos años.
¿Es la música electrónica arte? No, no toda. Únicamente un porcentaje de la música electrónica creada hoy en día puede ser considerado arte en su sentido estético y comunicativo. Por mucho que amemos este mundillo, debemos definir que la democratización ocurrida en algunos géneros musicales como la electrónica ha provocado la inmersión de muchos particulares que únicamente repiten patrones, incluso llegando a ganarse la vida con ello. Son solo unos pocos, principalmente con estudios musicales de academia (no únicamente), los que pueden considerarse como creadores de un arte que permanecerá en la memoria colectiva.
El punto a favor de todo este movimiento efervescente es que cada vez más gente quiere entrar a formar parte, y algunos pensamos que el pequeño porcentaje de esas personas brillantes es cada vez mayor. Por lo tanto, todos los amantes y consumidores de música con sentimiento y con capacidad de transmitir algo más que ritmos vemos como cada día aparecen más y mejores ramificaciones que no solo buscan en las nuevas corrientes, si no que retuercen también lo antiguo para exprimir hasta la saciedad, y si no que se lo pregunten a los enfermos por el house clásico, el cual vive una nueva juventud, y a los siempre presentes esquemas del techno de Detroit.
Todo lo que algunos no consideramos arte, por la parte imaginativa y creativa, puede ser calificado como música de baile, que tiene un sentido y un valor, y que todos, absolutamente todos, lo hemos probado si somos habituales consumidores de la noche y del Champín para mayores. A ese movimiento también hay que otorgarle la definición de cultura que se refiere a las costumbres, actividades o comportamientos transmitidas de una generación a otra en grupos de animales –que no hay que olvidar que siempre somos– por imitación consciente de dichos comportamientos. Cultura necesaria, como hemos afirmado previamente, para que exista un negocio y un sustento económico que ayude a mantener este precioso bosque.
Fuente y texto: viciousmagazine